Tanzania 2008



El objetivo de nuestro viaje a Tanzania era, principalmente, el de realizar un safari fotográfico. Aunque nuestra primera idea era Sudáfrica, Zimbabwe y Botswana con especial interés en cataratas victoria; La inestable situación política de Zimbabwe y los recientes disturbios en Sudáfrica, unido a el enorme gasto de los suplementos de carburante aéreo que nos suponía tantos vuelos internos, nos hizo cambiar de destino a un país mas estable, mas templado en esta época del año y con mucho mas tiempo de safari y menos de avión.
Nuestro recorrido se situó en la zona norte de Tanzania, discurriendo entre el lago Victoria y el monte Kilimajaro. Nos adentramos en una inmensa extensión de terreno, recorriendo caminos impracticables mientras surcábamos las vastas planicies africanas del Serengueti, el lago Manyara y el Ngorongoro.



Nuestro viaje a Tanzania empezó en Ngurdoto. Se trata de un cráter de volcán alrededor del cual se encuentra una plantación de café. Esta zona es de clima tropical ya que se encuentra a gran altitud entre el Monte Meru y el Kilimanjaro. 

 



El monte Meru es un volcán extinto. Se calcula que fue bastante mas alto que el propio Kilimanjaro pero que quedo prácticamente destruido a causa de una erupción similar al la del Krakatoa en indonesia. Aun así sus restos suponen una de las cimas mas altas de toda África con sus 4566 metros.




Arusha es la población mas importante de la zona y base para todas las expediciones tanto al Kilimanjaro como a las planicies del serengueti y los vecinos Ngorongoro, Tarangire y Manyara. Aquí podemos ver un pequeño mercado de las afueras.




En Arusha partimos en este todo terreno con nuestro guía Gerald Mtui, quien se hacia llamar Gerardo y al que mando un fuerte abrazo. Nuestras mochilas, una nevera y varios litros de agua que compramos en una gasolinera fueron nuestros compañeros de viaje. Exceptuando un pueblecito llamado Karatu y algunas aldeas masais, fue la única población que vimos en los siguientes seis días. Poco después también dejaríamos de ver asfalto.




Este es un pequeño poblado, muy diferente a las aldeas masai, que vimos en nuestro camino hacia el lago manyara. Aquí se apreciaba el cambio de paisaje tropical a la típica sabana africana, que seria nuestra compañera de viaje a partir de ahora.




No habíamos llegado todavía a ninguna zona protegida cuando nos encontramos con este grupo de jirafas que acababan de cruzar la carretera. Parece increíble cruzarte con semejante animal en medio del campo.




Ya en el lago manyara, nos hicimos una foto con Gerardo con este Baobab de fondo. Nuestra relación con Gerardo afortunadamente fue muy buena, ya que pasamos varios días los tres juntos en el todo terreno. Su español, sin ser fuera de lo común, era suficiente para entendernos. Fue la única persona que hablaba castellano en todo el viaje, en los alojamientos tuvimos que arreglárnoslas en ingles.




Una de mis fotos favoritas de este viaje. En el lago manyara nos alojamos en un campamento al borde de una colina. Las vistas sobre el lago eran espectaculares. Esta foto fue tomada en el bar del campamento y al fondo se puede ver el lago con el bosque tropical a su alrededor.




En los alrededores del lago manyara abunda la mosca Tsé-tsé. Aquí tenemos un ejemplar que Gerardo cazó. La picadura de esta mosca molesta como la del tábano y tuve la desgracia de sentirlo en mis carnes. Afortunadamente la enfermedad del sueño solo se localiza en zonas muy poco salubres de Tanzania y esta no era el caso. Un consejo; Cuando os deis repelente no solo lo hagáis por las zonas expuestas. Esta mosca pica a través de la ropa.




Una cebra. Me pareció uno de los animales más listos y simpáticos de toda la sabana. Claro que la comparación con su inseparable compañero de viaje, en ñu, es odiosa.




Esta es nuestra tienda del campamento de Kirurumu. Ver el amanecer, observando el horizonte totalmente rojo sobre las planicies africanas, sin levantarte ni siquiera de la cama, es una experiencia que debe ser presenciada al menos una vez en la vida. En la foto apenas se aprecia el horizonte, pero en la siguiente tuve tiempo de poder fotografiarlo. No se asusten por la telaraña gigante de la derecha. Era tan solo una mosquitera que llevábamos por si…las moscas.




Esta es la imagen del amanecer. Que lastima que solo duró unos pocos minutos.




Este es al bar del campamento. A pesar de ser tiendas de lona, alojarte en Kirurumu me pareció de lo mas lujoso. Aquí probamos la cerveza mas conocida de Tanzania, “Kilimajaro”. No estaba mal pero tampoco era para tirar cohetes.




Las orillas del lago Manyara conforman uno de los humedales mas importantes de la zona. En ellos se pueden ver multitud de flamencos y pelícanos. Me sorprendió la envergadura de estos últimos.




Aquí encontramos este ejemplar de elefante. Aunque posteriormente veríamos cientos de ellos, nos hizo mucha ilusión presenciar nuestro primer elefante en libertad. Estos ejemplares, residentes en bosques tropicales, eran algo mas pequeños que los que encontraríamos en adelante.




El todo terreno era descapotable. Conservando el techo por encima a modo de sombra. Desde ahí podíamos asomarnos para ver, en este caso, unas jirafas. Como se puede comprobar en la foto, el pasado colonial británico de Tanzania le ha hecho heredar la conducción por la izquierda en la calzada.




Nuestro trayecto hacia el Serengueti fue épico. Tuvimos que desplazarnos varios cientos de kilómetros por caminos pedregosos. Este en concreto discurría por la zona de conservación del Ngorongoro y era la única ruta por el norte del país hacia el Serengueti. Teniendo en cuenta los caminos que recorrimos y la velocidad que llevamos, debe ser buen negocio en esta zona una tienda de amortiguadores.




Después de muchas horas de viaje por fin llegamos hasta el Lodge de Serena. Estaba situado en una colina y se de varias cabañas a modo de habitaciones y algunas mas grandes que conformaban el restaurante, el bar y demás instalaciones. Al estar totalmente abierto, por la noche el camino a casa lo hacías acompañado de un empleado con linterna.




Estas son las cabañas. En concreto la nuestra es la de la izquierda. Durante el día puedes moverte tranquilamente ya que los animales prefieren eludir el contacto con el ser humano. Aquí que andar más pendiente de algunos animales algo mas pequeños, pero que se pueden colar por cualquier rincón.




Aun así se pueden ver animales no muy lejanos desde la terraza de la cabaña. Tras este elefante pasó una gran manada de Ñus.




Tuvimos la fortuna de presenciar un enfrentamiento de dos familias de elefantes. En estos casos, después de una larga de gruñidos (Les puedo asegurar que el gruñido del elefante impresiona mas que el del mismo león), las dos matriarcas se aproximan y juntan sus trompas alzándolas al aire. Aquella que llegue más alto consigue prioridad de su familia sobre la zona y obliga a los otros a cederles el terreno. Si señores, el tamaño importa.







 
Para no alargarme demasiado he concentrado en esta foto varios animales que pudimos presenciar. Por orden izquierda-derecha: Búfalo, hipopótamo, león, leopardo, jabalí, guepardo, cocodrilo y elefante. Especial merito tiene la foto del leopardo. Este animal, pasa totalmente desapercibido tanto en el suelo como en las ramas de los árboles. Es solo al subir o bajar del árbol cuando puede ser presenciado. Después de varios y varios minutos esperando al pie de un árbol, del cual Gerardo nos aseguraba que se hallaba un leopardo, pudimos ver con incredulidad como bajaba este ejemplar.




A pesar de que en esta época del año todos los ñus se encuentran en Kenia, al norte de río Mara, las abundantes lluvias caídas la semana anterior en el serengueti hicieron a los ñus adelantar su migración al sur, de mediados de noviembre a finales de septiembre. El resultado fue manadas de ñus de varios miles de ejemplares cruzando las llanuras hacia zonas verdes. Hay que reconocer que tuvimos mucha suerte.




He aquí el animal mas peligroso de África y estoy hablado en serio. Nadie lo diría con esa cara de felicidad.




En esta charca de hipopótamos pudimos bajarnos del coche. No siempre es posible a causa de los depredadores y aun así Gerardo no dejaba de vigilar todos los arbustos. ¿Sabían que los todo terrenos disponen de una pala y un rifle?




De camino hacia el Ngorongoro nos acercamos a una aldea masai. Una vez fuera del serengueti, en el que no hay civilización alguna, las aldeas masai son el único foco de población existente.




Este amable padre de familia tuvo a bien, sesenta dólares por medio, enseñarnos el poblado y su casa por dentro. A pesar de la altura de los masais, sus casas apenas miden metro y medio de altura.




Las casas de los masai se componen de un armazón de maderos muy resistentes recubierto de excrementos de vaca secos. De hecho, los masais obtienen todo de la vaca. La piel forma sus camas, los excrementos son prácticamente su sistema de construcción y la sangre la utilizan para algo que me fue imposible entender ya que toda la conversación fue en ingles.




Según nos aproximábamos al Ngorongoro y debido a la altitud, mas o menos unos 2300 metros, el paisaje se volvió muy verde dado que las nubes se apelmazaban en la ladera del cráter generando un clima tropical de montaña.




En ocasiones, durante la subida al cráter, la niebla llega a cubrir todo el paisaje dándole un aspecto misterioso. Ya aquí la temperatura bajo bastantes grados, teniendo que hacer uso de las prendas de abrigo.




Y cuando por fin asomamos en la cumbre, aparece ante nosotros un paisaje difícil de describir. Un cráter de un volcán extinto, de un diámetro de 20 kilómetros, en el que podemos contemplar un lago de agua salada, un bosque de acacias y grandes extensiones de praderas en donde podemos encontrar Ñus, cebras, jabalíes, búfalos, flamencos, guepardos, leones, elefantes, rinocerontes y todo tipo de animales salvajes.




He aquí los ñus del Ngorongoro. Al contrario de sus parientes del Serengueti estos no emigran, permaneciendo aquí todo el año. También se les nota mucho mas acostumbrados al contacto humano que las manadas migratorias que habíamos visto hasta ahora. Lo mismo se podría decir de las cebras.




Aunque las hienas son muy apreciadas en Tanzania por la labor de limpieza que desempeñan, hay que reconocer que su aspecto es de lo más desagradable. A mi personalmente esta me recordó a los huargos del Señor de los Anillos, pero en pequeño.




El lago se encontraba en esta época prácticamente seco. Todavía faltan unos meses para la estación de lluvias y que los riachuelos que discurren por los laterales del crater traigan abundante agua.




¡Si!, es un león y ¡si!, estaba muy, muy cerca.




Este es el ejemplar de rinoceronte negro que pudimos ver más de cerca. Estos animales son muy precavidos y nuestra presencia, situada a medio camino de la laguna en donde quería ir a beber le hizo detenerse. Después de caminar hacia un lado y hacia otro desistió y se dio media vuelta.




Una vez abandonado el Ngorongoro nos dirigimos de nuevo hacia Arusha. A nuestra derecha dejamos las montañas en las que viven los bosquimanos. Me hubiera gustado verles y escuchar su idioma formado en parte por chasquidos, pero teníamos que continuar nuestro camino.



Este pequeño pueblecito se llamaba Karatu. Fue agradable volver a encontrarnos con asfalto después de tantos días pegando botes en el coche. También me gusto ver una población y gente por la calle desde que salimos de Arusha.




Las mujeres Tanzanas visten con una ropa muy colorida. También sorprende ver como transportan grandes y pesados bultos sobre su cabeza sin ningún tipo de ayuda con las manos.




Por último la guinda a nuestro viaje. Pensamos que no podríamos verlo ya que las nubes lo tapaban, pero según nos alejamos y debido a su extraordinaria altura, pudimos ver asomar por encima de las nubes la cumbre mas alta de toda África. Presumiendo de sus glaciares, nieves perpetuas que lo serán mientras el cambio climático no se lo impida, se alzo majestuoso con sus 5.895 metros el incomparable Kilimanjaro.