Canadá 2011

ANTERIOR: NUEVA YORK


Después de partir de Nueva York y tras sobrevolar los montes Apalaches llegamos a Canadá. La primera impresión fue un poco fría, no solo por el clima, sino por el hecho de que estuvimos retenidos en inmigración mas de una hora explicando y demostrando con papeles a varias personas, que estábamos en Canadá solo de paso y que en cuanto viéramos lo que queríamos ver nos marcharíamos sin intentar buscar trabajo. Resulta un poco desagradable que la segunda pregunta después de tu nombre, es que cuando te vas a volver a tu casa. Y mira que en Nueva York estuve un rato retenido en una sala, ya que mi nombre es tan habitual allí, que tuvieron que comprobar que no se trataba de alguna persona no deseada.


Tras demostrar sobradamente que no queríamos ejercer de inmigrantes ilegales en Toronto, pudimos salir de la terminal. Y como al Cesar, lo que es del Cesar, también hay que decir que en todo momento nos trataron con bastante educación.



Nuestra llegada fue a aeropuerto de Pearson, en Mississauga, a orillas del lago Ontario. Se trata de una ciudad bastante moderna que ha crecido enormemente en los últimos años hasta ser la sexta mas poblada de todo Canadá. Por su parte el lago Ontario, a pesar de ser el mas pequeño de los grandes lagos, tiene una longitud similar a toda suiza por un ancho la mitad que esta. Posee la apariencia de un mar ya que resulta imposible divisar la otra orilla.


Decidimos visitar las cataratas del Niágara desde el lado canadiense ya que se tenía una mejor vista de las mismas. Esta zona de Canadá es bastante llana ya que se encuentra bastante lejos de las rocosas canadienses.



Pasamos por encima de las esclusas que separan el lago Ontario del lago Erie, construidas para permitir la navegación por ambos lagos y así llegar hasta ciudades como Chicago o Detroit. Es la diferencia de altura entre ambos lagos lo que generó las Cataratas de Niágara.



Ya nos habían advertido de ello pero no dejó de sorprendernos la cantidad de hoteles y casinos que habían crecido a ambos lados de las cataratas. No quiero pensar como sería el lado estadounidense.



Realmente esto debe ser una pequeña replica de Las Vegas. Nos llamó la atención la cantidad de gente mayor que acudía al casino.



Y por fin, pasada toda esta marabunta pudimos ver las cataratas. A mi personalmente no me parecieron muy espectaculares quizá porque no poseen demasiada altura. Otra cosa sería verlas desde abajo.



Esa pequeña embarcación resulta ser un barco de tres pisos que te lleva lo más cerca posible de la caída de agua. Como no podía ser de otra manera nos aventuramos a coger uno.



Nada mas subir al barco pasas junto a la “Catarata Americana”. Llamada así porque esta toda ella en suelo estadounidense. Hay unas rocas en la parte inferior que le otorgan belleza pero le restan espectacularidad ya que la caída no es tan brusca.



Cuando te sitúas bajo la “Catarata de la herradura” todo cambia. El ruido es ensordecedor, el barco es ingobernable y tú te encuentras empapado bajo un chubasquero que te proporcionan mientras intentas esconder la cámara de la cortina de agua que se te viene encima. El barco se acerca aun mas pero resulta imposible hacer fotos, incluso abrir los ojos entre tanta agua.



Una vez subimos y ya secos, nos acercamos río arriba a ver la caída de agua. Desde aquí es donde se lanzan los Barril-riders. Gente más o menos descerebrada que se dedica a tirarse por la catarata alojados en el interior de un barril. Por supuesto tal practica esta penada por las autoridades debido al alto coste que resulta de su posterior rescate… si es que sobreviven.


El camino hacia Toronto se realiza por una zona bastante verde en la que se puede ver la alta calidad de vida de los canadienses.  Son zonas rurales en las que la gente vive en casitas de madera pero con todo lujo de detalles. Aquí pude conocer a un coreano, residente desde pequeñito en Canadá que situó España al sur de Brasil. ¡Madre mía!



Antes de la colonización europea esta era zona de los indios Hurones. Poco a poco vieron reducido su territorio a pequeñas reservas. Hoy en día este centro es el único lugar donde se podría ver algo de su cultura. Me hubiera encantado echar un vistazo pero todavía teníamos un largo camino en coche hasta Toronto.

 

Este pequeño pueblecito es “Niágara on the Lake”. Parece increíble pero un día fue la capital de Canadá. Si se pudieran cambiar los coches por carros de caballos parecería un autentico viaje en el tiempo.

 

Paseando por sus calles daba la impresión de estar por cualquier lugar de centro Europa.




Y después de un duro y largo día de coche por fin llegamos a Toronto. La gran ciudad al otro lado del lago y capital del estado de Ontario. Ontario es anglófono al contrario del vecino estado de Quebec que es francófono. Ambas lenguas son oficiales por lo que en estaciones y aeropuertos veras todo escrito en ambos idiomas. Lo que mas impresiona nada mas llegar es la CN Tower, una inmensa torre de comunicaciones con 550 metros de altura que hasta enero de 2010 era la construcción más alta del mundo. Tratándose de mí, era evidente que acabaría subiendo a lo más alto a pesar de mi vértigo. No se muy bien a que responde esa atracción por los rascacielos, es posible que el vértigo me genere una sobredosis de adrenalina que resulte adictiva.



Para mi gusto el edificio mas bonito de Toronto es el antiguo ayuntamiento. El nuevo está en una plaza contigua y consta de dos edificios semicirculares de oficinas realizados en aluminio y cristal. El antiguo sigue teniendo dependencias municipales y tuvimos la suerte de alojarnos frente a el y disfrutar de unas hermosas vistas desde nuestra habitación.



Toronto es una ciudad que ha crecido desproporcionadamente en los últimos años. El edificio del centro con el cartel de Royal York es un lujoso hotel, que hasta hace no mucho era el edificio mas alto de todo Toronto. Como podéis ver ahora se encuentra muy lejos de serlo.



A esta ciudad le llaman el Nueva York canadiense. Creo que la única razón es la altura de sus edificios porque la vida que tiene Nueva York no la encontraras aquí. Es una ciudad fría, tanto en el clima como en su carácter. La poca gente que se ve por la calle pasea en absoluto silencio como si no quisieran molestar ni con sus pisadas. No hay muchos coches, no les oirás pitar, es mas, diría que sus motores ni si quiera suenan.



El distrito financiero es una zona muy desangelada tanto si es día de diario como si no. No quiero pensar como debe ser esto en pleno invierno cuando la temperatura media alcance niveles bajo cero. Aunque se encuentra situado en el centro de la ciudad, pronto decidimos movernos a otras zonas un poco más concurridas y con un poco más de vida.



Así es como llegamos al Soho. Aunque dista mucho de su homónimo neoyorquino, se trata de una zona de tiendas y restaurantes con mucha gente en la calle y ambiente bohemio. 



A pesar de que la marihuana esta prohibida en Canadá excepto en el ámbito medicinal, existe una gran tolerancia social a las llamadas drogas blandas. Una prueba es esta tienda que trata del cultivo particular.



Al igual que en Nueva York aquí también existe un Chinatown. Y al igual que el neoyorquino este se esta extendiendo cada vez mas a lo largo de la ciudad. Esto parece una tónica general en muchas ciudades y dado que en estos barrios solo residen ciudadanos chinos, he llegado a pensar que dentro de muchas décadas toda la población mundial será china.



El barrio viejo curiosamente se encuentra a las afueras de la ciudad por su parte noreste. El crecimiento desproporcionado de la ciudad ha hecho que el centro geográfico se haya desplazado hacia el sur. En cualquier caso en este lugar existen muy pocas casa viejas ya que se trata de una ciudad con poco más de doscientos años de historia y que fue prácticamente destruida a principios del siglo XX por un gran incendio.



Por la noche la ciudad parece cobrar más vida ya que se encienden todas las luces. A pesar de resultar más acogedora, las temperaturas bajan considerablemente siendo necesario usar un buen jersey incluso en verano.



Este bonito edificio es el parlamento del estado de Ontario. Se encuentra en la zona de la universidad, un área muy verde repleta de edificaciones de piedra que resulta de lo más bonito de Toronto.



El gran auge de la edificación ha creado contrastes arquitectónicos como el de la foto. Según Pietro, un curioso personaje canadiense nacido en Rumania con nacionalidad también mexicana, ya que reside en Guadalajara los seis meses de invierno escapando del frío, nos contaba  que Toronto está viviendo una burbuja inmobiliaria similar a la que sucediera en España años antes. De hecho pudimos comprobar como existen numerosas edificaciones en construcción a cada palmo de terreno no urbanizado.



Esta foto no diría absolutamente nada si no se supiera lo que es. Toronto tiene unos inviernos muy duros con mínimas que suelen llegar a los 30 grados bajo cero y nevadas que superan en ocasiones el metro de altura. Con dichas condiciones resulta muy difícil salir a la calle por lo que los habitantes de Toronto han creado el P.A.T.H. La ciudad subterránea.



Lo que a nuestros ojos podría parecer un centro comercial cualquiera, resulta una intrincada red de pasadizos bajo tierra de más de 25 kilómetros, plagada de locales con comercios y servicios de todo tipo. Evidentemente al ser verano no estaba muy concurrido. Cada cierto tiempo encontrabas salidas que daban a distintas calles, pero lo más habitual es que dieran al interior de los propios edificios.



En la zona más próxima al lago en ocasiones el P.A.T.H. sale a la superficie pero sin poner a los peatones en contacto con el exterior, creándose pasadizos volantes acristalados llamados “Skywalk”. Debe ser espectacular salir a la superficie en pleno invierno y ver el paisaje polar y deshabitado que se presenta en el exterior.



Desgraciadamente no existen muchos planos para guiarte por lo que tuvimos que hacer varias fotos a los pocos planos que existían para no perdernos. Nuestro hotel tenia conexión directa con el P.A.T.H. sin salir a la calle así que como curiosidad fuimos bajo tierra hasta la CN Tower situada a algo mas de kilómetro y medio del hotel.



La CN Tower era hasta hacía un año la antena de comunicaciones mas alta del mundo y el símbolo mas reconocible de la ciudad de Toronto. Posee dos restaurantes sobre los 350 metros de altura, uno de los cuales es rotatorio, un mirador mas alto si cabe en la antena y una planta con suelo de cristal que resiste, según dicen, el peso de 14 hipopótamos adultos. De todas maneras, al verla tan de cerca no parece tan alta ya que no tienes objetos de referencia, pero os puedo asegurar que verla levantarse imponente sobre Toronto desde los alrededores es una vista colosal.



No pensábamos entrar en el restaurante de la antena pero en vista de que no distaba mucho de los menús que habíamos visto por la ciudad decidimos comer aquí y fue todo un acierto, ya que disfrutamos de una rica comida y unas maravillosas vistas. El lago Ontario, con sus más de 300 kilómetros de largo, desaparece en el horizonte.







Desde aquí arriba los gigantescos rascacielos del centro de la ciudad parecían una pequeña maqueta. También llama la atención ver aterrizar los aviones bajo nosotros en el aeropuerto de la ciudad.



En la planta bajo el restaurante está la zona en la que el piso esta formado por cristales blindados. Desde ahí puedes ver el suelo a 342 metros bajo tus pies, incluso asistir a un partido en el estadio de los Rogers, eso si, una localidad un poco mala.



Tras la comida decidimos subir aun mas arriba. Existe la posibilidad de coger un ascensor situado dentro de la antena de hormigón para subir a un mirador ubicado a 447 metros de altura donde las vistas son aun más espectaculares. Con un buen zoom se pueden ver las zonas residenciales de la ciudad.



Y como no podía ser de otra manera nos despedimos de Toronto y de Canadá tomando una cerveza en uno de sus pintorescos pubs. Me queda la curiosidad de ver esta ciudad en pleno invierno. Y aunque recibí la irónica invitación de Pietro (leer con acento… no sabría muy bien que acento la verdad): “Si, ven, yo te doy llaves de casa y pala para que quites nieve todas las mañanas al salir” es posible que me valga con imaginármelo. Hasta siempre Canadá, es muy probable que volvamos a vernos.