Nueva York 2011

Nueva York. La ciudad que nunca duerme. La ciudad cosmopolita por excelencia. Después de haber estado en varias ocasiones en lo que yo podía considerar “el culo del mundo”, me apetecía estar en el mismísimo centro de él. Y así fue. Experimentar la sensación de encontrarte allí donde todo ocurre. Vivir todos esos sitios que la televisión ha estado mostrándote desde chiquitito y comprobar que no se trata de un decorado, sino de rincones tangibles de una ciudad. Una ciudad increíblemente acogedora, en la que no te sientes extraño, tanto por la sensación de que la conoces de toda la vida, como por el hecho de que la mitad de su población no es autóctona, es mas, ni siquiera es nacida en Estados Unidos. Se podría decir que si estás en Nueva York, eres de Nueva York.





 
Y si existe un centro del mundo en Nueva York ese es Times Square. Repleto de gente tanto de día como de noche, Times Square brilla con luz propia gracias a la cantidad de luminosos que alberga. Aquí, todo el mundo parece estar feliz.

 

A las espaldas de Times Square se encuentra Broadway. La meca de los musicales en el mundo. Estuvimos tentados de asistir a alguno pero los precios resultaban completamente desorbitados.

 

Bajando hasta la calle 42 pudimos divisar el edificio Chrysler al que posteriormente accederíamos. Me resultó uno de los edificios más elegantes de Nueva York. Existe una historia muy interesante sobre este edificio. Tras una pugna durante su construcción con el 40 de Wall Street a ver quien construía el edificio más alto de mundo y una vez el 40 de Wall Street  había conseguido ganar la carrera. Del interior del Chrysler emergió la antena que lo culmina, convirtiéndose de este modo en el edificio más alto del mundo en ese momento.

 

La Quinta Avenida recorre el corazón de Nueva York de norte a sur. Sirve de eje vertebrador de la ciudad dividiendo las calles en su denominación este y oeste. En ella se encuentra el Empire State Building.

 


Las vistas desde lo alto del Empire State son espectaculares, especialmente al anochecer. Este es un ático que alberga un famoso Bar de Nueva York. Una fiesta aquí debe ser todo un espectáculo.

 
 
A pesar de que esto incrementa el precio, recomiendo subir hasta lo alto de la antena, allí no tendréis la multitud de gente que se agolpa en la planta terraza y podréis contemplar el mecanismo del ascensor que funciona desde su construcción en 1931. Esta planta se ideó en su día como terminal de zeppelines, pero debido a los vientos que azotan estas alturas fue imposible llevar a cabo su función.


 
Hacia el otro lado se puede ver la cúpula del edificio Chrysler. Es curioso saber que sus adornos representan los tapacubos de un coche.



Es bastante habitual en Nueva York comprar comida en los numerosos Delic que existen en la ciudad y comer en la calle. Me resultó especialmente curioso que hay mesas y sillas para comer puestas por el ayuntamiento. ¡Y esto en plena Avenida Broadway!

 

Frente al Empire Estate se encuentra uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. El Flatiron puede que sea el edificio bajo mas famoso de Nueva York. Bajo por decir algo ya que en su día era una de los techos de la ciudad, aproximándose a los 90 metros de altura. Pero hoy en día esto aquí no supone demasiado.

 

Otra visita a las alturas que hay que tener en cuenta es el Top of The Rock en el Rockefeller Center. Aquí se hizo una de las fotos mas famosas de Nueva York, varios trabajadores comiendo sentados sobre una viga sobre el vacío. El Empire State se muestra majestuoso desde este lugar.



Una de las zonas más lujosas es Park Avenue. Para mi fue una sorpresa que esta famosísima calle no estuviera en Central Park como yo esperaba. Es una pena la construcción del edificio Met Life ya que corta por completo la visión de la calle.

 

Y si se quiere un sitio donde relajarse ese es Central Park. Me sorprendieron las dimensiones del parque a la vez que las numerosas cuestas, lagos y puentes que contiene, que en ocasiones da la sensación de estar en medio del campo si no fuera por los edificios que surgen en el horizonte

 

Es bastante habitual que la gente de barrios periféricos se desplace a Central Park con el único objetivo de hacer deporte



Frente a Central Park se encuentra el edificio Dakota. Seguramente sea el inmueble más famoso de esta zona. Aquí murió asesinado John Lennon. Una cantidad enorme de famosos ha residido, o intentado residir en este edificio. También es famoso por haberse rodado en el “La semilla del diablo”.

 

El barrio del Greenwich Village está repleto de locales de Jazz y yo no podía perder la oportunidad de asistir a una sesión. Aunque los más famosos son el Cotton Club y el Blue Note la entrada no es gratuita y se suelen encontrar abarrotados. Sin embargo un chico portorriqueño nos aconsejo este local llamado The Garage donde pudimos asistir a una sesión. Al ser una noche entre diario el local se encontraba bastante vacío, pero fue un placer asistir a un concierto tan personal disfrutando de unas cervezas.

 

Desde los muelles del sur de la ciudad se puede coger un ferry hasta Staten Island, que es uno de los cinco barrios que componen la ciudad. Staten Island no tiene mucho de especial pero el paseo en barco merece la pena y encima es gratuito.

 

Como comentaba, Staten Island no tiene nada de particular.

 

De vuelta en el ferry se pasa muy cerca de la Estatua de la Libertad. Es la mejor vista que se puede tener de ella y visitarla supone una espera de casi un año. 


 
Desde la orilla del río Hudson se puede ver Nueva Jersey. Se trata de un estado diferente con sus propias leyes que incluyen más permisividad con las armas. Esto supone que el comercio armamentístico de Nueva York se desarrolle en el estado vecino.

 

Entrando de lleno en el Downtown se puede divisar el que es para mí, el edificio más bonito de todo Nueva York, el Woolworth Building. Fue durante los años 20 el edificio más alto del mundo.


No aprecio en demasía este edificio pero merece una mención. Wall Street es el corazón financiero mundial, aquí se toman decisiones económicas que posteriormente repercuten en crisis, hambrunas y guerras. No pasé mucho tiempo por aquí. 



Se cumplían diez años del atentado del 11 de septiembre cuando nosotros realizamos nuestro viaje y ya se estaba construyendo el nuevo complejo del World Trade Center. La construcción del medio es la Liberty Tower que será en su día la más alta de toda Nueva York.



Chinatown. Es uno de los barrios que mas están creciendo. Está consiguiendo llevar a Little Italy prácticamente a la desaparición. La diferencia de paisaje se aprecia de una calle a otra.



Esto es lo poco que queda de Little Italy. Aquí comimos y nos tomamos un capuchino. El único buen café que me tome en todo el viaje.



Greenwich Village. Si alguna vez pudiera vivir en Nueva York este sería mi barrio. Una zona tranquila en pleno centro de la ciudad, muy bien cuidada, muy verde, con comercios, cafeterías, terrazas, locales de copas, con amplias puertas y ventanas que al ser verano se encontraban abiertas, sacando a la calle parte del comercio. Me recordaba bastante al barrio de Chueca en Madrid. 



Y puestos a escoger, viviría frente a Washington Square. Una tranquila pero concurrida plaza donde pude ver las famosas partidas de ajedrez. Supuestamente aquí solía competir Bobby Fisher de incognito cuando decidió desaparecer de la vida pública. Al merodear por allí fui retado a participar pero ni en sueños me atrevería a semejante osadía. Sería derrotado en cuestión de segundos.




Volviendo al Midtown visitamos la estación de Grand Central. A pesar de su arquitectura monumental, nadie diría que es la estación más grande de mundo en número de andenes. Todos ellos están bajo tierra por lo que desde fuera no se ve ni un solo rail. Su vestíbulo, también espectacular, ha sido escenario de numerosas películas.



Más respeto que Wall Street me merece la ONU. Supuestamente es un estamento donde están representados todos los países velando por el bien común de toda la humanidad. Sin embargo me parece increíble que haya unos pocos países que tengan el privilegio de disponer del derecho a veto. Dejando así la democracia por los suelos. 



Pasado Central Park hacia el norte se encuentra el archiconocido barrio de Harlem. Decidimos coger el metro hasta allí para asistir a una misa Gospel. Después de escoger una iglesia y entrar en ella, descubrimos que estaba abarrotada de turistas que habían venido en una excursión organizada. Afortunadamente estas excursiones van contrarreloj y a los pocos instantes les habían desalojado y pudimos asistir al resto del concierto junto con los asistentes a la misa. Digo al concierto porque en mi caso la religión no es que vaya mucho conmigo.



La oferta nocturna de Nueva York es amplísima, Frente al Rockefeller centre se encuentra el Radio City Music Hall en el que se encontraba el Cirque du Soleil. 



Decidimos visitar las otras zonas fuera de Manhattan. Habría de diferenciar lo que allí llaman neighborhood (literalmente barrios), que serían Manhattan, Queens, Brooklyn, Bronx y Staten Island, de los barrios que componen cada uno de los neighborhood, ya que  por ejemplo dentro de Manhattan estarían los barrios de Harlem, Chinatown, Tribeca, etc. Decidimos empezar por Brooklyn y esta es la vista de Midtown cruzando desde el puente del mismo nombre.



Una vez se ha cruzado a Brooklyn la vista del puente con el distrito financiero al fondo es de las mas famosas de Nueva York.



Uno de los barrios más curiosos de Brooklyn es el barrio judío. Procurad que no os vean haciendo fotos porque os podéis buscar un problema. Aunque no comulgo para nada con los Judíos Ultraortodoxos, entiendo que no es plato de gusto que la gente esté haciéndote fotos como si fueras un espécimen extraño.



Al norte de Brooklyn de encuentra Queens. Por este puente por el cual accedimos se puede ver Manhattan a lo lejos. ¡Como para no verlo!



Queens está repleto de grandes contrastes, con infinidad de barrios como el hindú, el colombiano, el ecuatoriano. Un lugar muy curioso es la avenida Roosevelt. Bajo las vías del tren se desarrollan los más pintorescos barrios, especialmente todo lo que a Sudamérica se refiere. Aquí entramos a un restaurante llamado “Cositas ricas” en el que pudimos comer un rico ceviche.



Como comentaba, Queens es un barrio de grandes contrastes. En su parte norte se encuentran una serie de barrios de clase alta como este. Zonas muy exclusivas al alcance de unos pocos bolsillos. 



Y al oeste de Queens está el Bronx. A pesar de su mala fama a plena luz del día no parece tan terrible, pero según nos comentaron por allí al anochecer la cosa cambia bastante.



Esta es una da las numerosas licorerías que abundan por el Bronx. Por supuesto los cristales son blindados y por las tardes se sirve a través de una minúscula ventanita con recovecos de tal manera que sea imposible introducir una pistola a través de ella.



La famosísima comisaría del distrito 42 del Bronx. Blanco de todos los disturbios de principios de los 80, se hizo tan famosa que aparece en infinidad de películas y series. Así a primera me viene a la cabeza Fort Apache, Canción triste de Hill Street y Live on Mars. En su intento por vaciar de armas el distrito, hay un cartel en la entrada que dice que entregando un arma, te dan 100 dólares y no te hacen ni una sola pregunta.



Y de vuelta al centro de Manhattan, decidimos pasar la tarde por las inmediaciones de Times Square antes de poner rumbo a Canadá.