Mónaco 2018



Mónaco es un pequeño principado al sur de Francia. Es el país más pequeño del mundo tras El Vaticano. Su condición de paraíso fiscal le hace tener la renta per cápita mas alta del mundo y su pequeño tamaño la densidad de población más alta de todo el planeta. Es un país de records.





Al amanecer el barco ya se encontraba fondeado frente a la localidad francesa de Villefranche-sur-Mer. Una pequeña localidad con mucho encanto a las afueras de Niza.






Este era nuestro barco, al no poder atracar en puerto tuvimos que desembarcar en unas pequeñas embarcaciones que nos llevaban hasta el muelle de Villefranche.






Como nuestro objetivo era Mónaco, nos habíamos estado informando sobre medios de transporte. Al final el tren resultó ser la mejor opción. La estación de Villefranche  se encontraba a escasos metros del muelle y el trayecto hasta Mónaco era de apenas unos 15 minutos.






La estación de Mónaco tiene la peculiaridad de estar situada en terreno francés, pero salir directamente a territorio Monegasco. Todos los edificios que aparecen en la foto son Francia, mientras que el paso de cebra se encuentra en Mónaco.






Mónaco es un pequeño país de apenas 500 metros de ancho por unos 4 kilómetros de largo que se ha visto favorecido por su condición de paraíso fiscal. La renta per cápita aquí es desorbitada. Como ejemplo, el precio de una botella de agua en una tienda dela periferia es de 5 euros.






La ciudad está construida en una ladera de una montaña, es por eso que existen numerosos túneles y viaductos para poder vertebrar sus calles. Aquí hay dinero para todas esas infraestructuras. 






En ocasiones las casas parecen estar construidas unas encima de otras.






Al fondo a la izquierda de la imagen se puede ver el castillo, la residencia oficial de los príncipes de Mónaco. Y justo debajo el puerto deportivo, una de sus grandes atracciones. Por el discurre gran parte del gran premio de Mónaco, posiblemente la competición más emblemática del automovilismo.






Como no disponíamos de mucho tiempo antes de volver al barco, optamos por seguir el recorrido del gran premio de automovilismo para buscar la famosa curva de Loews. Aquí nos encontramos en la entrada del túnel del recorrido.






Y he aquí la famosa curva. Este punto supone la zona más lenta de todo el campeonato y la única en la que el piloto se ve obligado a cruzar los brazos. Supone un auténtico lugar de peregrinación para todos aquellos amantes de la fórmula 1.






Por encima de la curva de Loews y ya de vuelta hacia la estación, pasamos por el archiconocido casino de Montecarlo. Montecarlo es uno de los barrios de Mónaco, en su día tuvo la categoría de municipalidad junto con Mónaco y La Condomine, formando todos ellos el principado de Mónaco.






La estación  de Mónaco es de una longitud descomunal y en curva. Como curiosidad descubrí que los trenes, al solo haber dos andenes, dependiendo de su destino, paraban en distintas zonas del andén marcadas con las letras A, B, C, D, etc. Lo descubrimos tan tarde que casi no podemos coger el tren de vuelta a Villefrance.






Una vez en Villefrance nos dirigimos al muelle para volver a embarcar, poner rumbo a Sete, donde ni siquiera bajamos del barco y de ahí a Barcelona donde acabamos nuestro viaje.




Mónaco merece una visita, pero me dio la sensación de ser un parque temático de millonarios. Todo aquel turista de mi alrededor venia en busca de los carísimos deportivos y yates del puerto. Muchos hoteles y casinos permiten el estacionamiento gratuito de automóviles de alta gama si los sitúas a las puertas del establecimiento, con cientos de turistas haciéndose fotos con ellos. De hecho, la mayoría de la gente viene aquí hacerse unas fotos, soñar con una vida que jamás podrán alcanzar, e irse sin siquiera alojarse ni consumir, ya que los precios son prohibitivos. A los monegascos esto tampoco parece importarles mucho, ya que sus fuentes de ingresos no se basan en el turismo de bajo o medio poder adquisitivo. Al contrario, parece que el principado disfruta mostrando al mundo su gran nivel económico. 


En cualquier caso, era un pequeño rincón de Europa del que tenía mucha curiosidad por conocer.