Crucero (Venecia y Bari) 2015



Nunca me gustaron los cruceros. Demasiado tiempo metido en un sitio cerrado, con mucha gente y sin la libertad que te da el perderte por una nueva ciudad sin horarios ni visitas programadas. Pocas cosas hay más placenteras para mí, que sentarme tranquilamente en un lugar en el que se pueda divisar la pirámide, muralla o monumento de turno y pasar el rato.


Pero, cosas del destino, en el verano de 2015 y tras sopesar distintas opciones de viajes, decidimos que la mejor manera de movernos viajando con una niña de año y medio sería un crucero. Y tengo que decir que a pesar de mis prejuicios iniciales y mi incertidumbre ante el resultado, resultó un viaje fantástico.


Nuestra primera idea antes de meter el crucero en nuestras mentes era visitar Creta, la gran isla griega, cuna de la civilización Minoica. Los horarios de los vuelos y las horas de espera en los enlaces nos hicieron desestimar la idea, pero la semilla griega estaba ya en nuestras mentes por lo que el crucero lo encaminamos principalmente hacia allá. Decidimos que la mejor opción era realizar un crucero con salida y llegada en la ciudad de Venecia, a tan solo dos horas de vuelo directo y de allí dirigirnos hacia el Egeo.



Nuestro barco era el MSC Música, un gigantesco transatlántico de casi 90.000 Toneladas y 290 metros de eslora con capacidad para 3.500 personas.

 



Nuestro camarote, una cabina con balcón en el puente 11, ofrecía unas vistas estupendas a la ciudad de Venecia mientras permanecíamos en el muelle.



Zarpar pasando frente a la mismísima plaza de San Marcos es un inicio de viaje espectacular.



La isla de San Giorgio de Maggiore está situada frente a San Marcos y tiene una imponente iglesia cuyo campanario rivaliza con el de San Marcos.



Venecia está situada en la laguna Veneta, un área de agua marina, protegida de alta mar por las islas de Lido y de Pellestrina.



Según nos alejábamos de Venecia pude presenciar una de las más imponentes puestas de sol que recuerdo.



Nuestra siguiente parada fue la ciudad de Bari. Gran enclave durante las cruzadas a orillas del Adriático, posee un centro histórico digno visitar. El poder atracar en puerto facilitó bastante las cosas a la hora de desplazarse al centro con libertad de horarios.



Bari posee un centro peatonal muy agradable de pasear y con multibles iglesias y palacetes. Uno de los lugares más visitados de la ciudad antigua de Bari es la basílica de San Nicolás situada a la derecha de la foto



Dicha basílica es un gran centro de peregrinaje católico debido a que alberga las reliquias de San Nicolás, traídas aquí desde Turquía en plenas cruzadas.




A pesar de la fama de esta basílica, no es San Nicolás la catedral de Bari. Dicho honor recae en la catedral de San Sabino, más grande que su vecina pero mucho menos visitada.




Aquí una imagen de algunas delas callejuelas de Bari, una vez quye te alejas de los grandes centros turísticos.



A la noche se cerraban las piscinas de cubierta pero los bares permanecían abiertos, por lo que pasear y disfrutar de unas bebidas con la brisa de alta mar resultaba un placer. En cualquier caso y dado que la peque solía dormirse pronto, nuestra opción favorita era el balcón de nuestro camarote



La siguiente etapa de nuestro viaje se situaba ya en tierras griegas. 


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