MONTENEGRO 2015


ANTERIOR: GRECIA

Nuestra única parada en Montenegro fue en la ciudad amurallada de Kotor.



Hace dos años me pareció que estábamos llegando al fin del mundo, pero ahora en un crucero no me lo parecía tanto. En cualquier caso la entrada por el fiordo fue espectacular.



En Kotor pasamos una agradable mañana paseando tranquilamente por sus calles. A pesar de los cruceros amarrados en el puerto no había excesiva gente por la ciudad.



Este era un buen lugar para que la peque diera un paseo sin las aglomeraciones de otros lugares. Había aprendido a andar hacia relativamente poco pero ya se mostraba muy suelta.



Decidimos desayunar en el mismo sitio donde lo hicimos dos años antes y que tan buenos recuerdos nos traía.



Kotor es como un pequeño Dubrovnik, espero que el turismo masivo de los cruceros no acabe deteriorando la ciudad.



De nuevo en el barco pusimos rumbo a Venecia. La verdad es que tenía dudas si habría el calado suficiente en el fiordo para un barco de semejante tamaño pero así fue.



Surcando el Adriático, frente a las costas de Croacia, pudimos ver al Royal Clipper en todo su esplendor. También habíamos coincidido con él en el puerto de Kotor. Debe merecer la pena realizar un crucero como se navegaba antiguamente, únicamente ayudado por la fuerza del viento, pero mucho me temo que un viaje en este navío no está al alcance de nuestros bolsillos.



Y contemplando las islas de la costa Croata camino de Venecia, pusimos fin a nuestro trayecto. Tengo que decir que después de este viaje, he perdido muchos de los prejuicios que tenía respecto a los cruceros. Sigo pensando que no es la mejor manera de hacer turismo, al menos la mía, pero viajar a otro ritmo distinto al del avión, más a ras de suelo y el placer de la navegación, acaban enganchando. A día de hoy creo que volveré a repetir la experiencia, más aun viajando con una niña.