SUECIA 2017

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Hasta hace relativamente poco, para llegar hasta la península escandinava se requería de un ferry para cruzar el mar Báltico. Ahora, el puente de Oresund, construido en el año 2000, une ambos países mediante una carretera y una vía férrea. Nuestro tren, con destino en Goteborg,  era bastante cómodo y rápido.





El tren, al igual que la carretera, transita en su inicio a través de un túnel hasta la isla artificial de Peberholm, donde se unen ambos y comienzan su trayecto a través del puente. El estrecho de mar situado sobre el túnel es usado por los navíos más grandes para cruzar del Mar del Norte al Baltico.





Una vez en el puente y circulando bajo la calzada, se puede ver Malmoe a lo lejos.





La primera parada del tren en tierras suecas es la del aeropuerto de Malmoe. Me llamó bastante al atención su torre de control con un aspecto un tanto extraterrestre.





Me sorprendió que la estación central fuera relativamente pequeña, cuando Malmoe es la tercera ciudad más importante de toda Suecia y la sexta de Escandinavia. Nada más subir de los andenes, la estación era como un pequeñísimo aunque coqueto centro comercial.





La plaza principal de Malmoe se llama Stortoget. Es su centro neurálgico aunque a mi me gustó más una pequeña plazoleta aledaña llamada Lilla Torg con una gran cantidad de restaurantes, terrazas y bares de copas.





El edificio más característico de Malmoe es el Turning Torso, diseñado por el arquitecto español Santiago Calatrava. Con sus 190 metros, se trata del rascacielos de viviendas más alto de Europa después del Intempo de Benidorm. Se encuentra situado en el barrio de Västra Hamnen, cerca del puerto y su singular forma le ha dado fama mundial.





Nos acercamos a una pequeña playa y desde la que se veía una majestuosa estampa del puente de Oresund.





Desde dicha playa también se podía divisar a lo lejos Copenhague, o al menos su puerto.





Malmoe tiene uno de los puertos más importantes de Báltico .En su momento albergo la grúa Kockums, la grúa para construcción de barcos más grande del mundo. Actualmente ya no hay grúa pero en su lugar atracan grandes barcos comerciales como este.





Tras esta escapada a Malmoe volvimos a Copenhague a través del Oresund y de ahí vuelta a casa en avión. Me gustó Copenhague. Y Sobre todo, por encima de sus calles y edificios, me gusto su ritmo tranquilo, su naturaleza acogedora. Una ciudad donde me sentí tremendamente cómodo. ¿Será fruto del famoso Hygge del que disfrutan los daneses? Sea como fuere, es bastante probable que en el futuro mis pasos me guíen de nuevo hasta aquí.  Para terminar, una foto del vuelo de vuelta a pocos minutos de la puesta de sol.