Egipto II



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De vuelta en avión a Aswan, nos preparamos para formar parte de un convoy por carretera de nuevo hacia Luxor. Por temor a las emboscadas, todos los vehículos que transporten extranjeros de una ciudad a otra son escoltados por el ejército. Aquí se puede ver parte de esa escolta.



El viaje por carretera también merece la pena. Se ve un Egipto más rural y menos turístico.



Un poco más allá de Luxor se encuentra la ciudad de Dendera. No suele entrar en los circuitos turísticos al tratarse de una zona de bastante integrismo, pero tiene un templo que merece la pena.



El templo de Dendera es, posiblemente, el mejor conservado de Egipto ya que además de estar techado, al igual que el de Edfú, también ofrece la posibilidad de subir al techo.



De vuelta a Luxor tomamos unas calesas que nos dieron una vuelta por el mercado nocturno de la ciudad (en la foto) para acabar en una tetería, donde pudimos tomar Karcadé como infusión y también fumar la famosa cachimba o shisha con la misma hierba. Parece ser que sirve para todo.



El Cairo, una mole urbana de cerca de dieciocho millones de habitantes en su área metropolitana. Una aglomeración incoherente de casas sin terminar que se pierde en el horizonte. Un hormiguero anárquico de vehículos sin ningún control de semáforos y prohibiciones. En definitiva, posiblemente la ciudad mas caótica que jamás he conocido.



A pesar de todo, en la rivera del Nilo, cerca del museo egipcio y de los mejores hoteles, la ciudad se torna mucho más agradable. Se puede aventurar uno a dar un paseo si se atreve a cruzar la calle. Es básicamente un acto de fe. Tú te arrojas al torrente de tráfico y ellos ya se encargan de esquivarte.



La proximidad de Arabia Saudi genera mucho turismo proveniente de este país. En los hoteles más lujosos de El Cairo se pueden ver a los Jeques con su sequito de esposas cubiertas cien por cien con prendas negras. Los cairotas recelan de esta costumbre que, según dicen, pone en mal lugar al Islam. “Alá no hizo a la mujer bella para esconderla” comentaba Adham, nuestro guía en El Cairo. En Arabia Saudi se practica una corriente extremista del Islam llamada Wahhabismo, que difunde ideas muy similares a las de los talibanes en Afganistán.



Una experiencia que todo el mundo debe probar es coger un taxi. Aunque algunos taxis conservan taxímetros, se suele regatear el precio indicando el destino antes de subirse al taxi. Esto conlleva dos cosas: La primera es evitar que el taxista te time dándote un bonito paseo por la ciudad a fin de elevar el coste del servicio y la segunda es que cuanto antes acabe la carrera, antes cogerá a un nuevo cliente, por lo que agárrate fuerte y prepárate a experimentar la sensación de estar protagonizando una persecución de película por las calles de EL Cairo.



Una de las visitas obligadas es al mercado de Jan el-Jalili donde puedes experimentar la sensación regatear hasta la muerte, que consiste en pagar un precio a sabiendas superior o dejar de comprar algo deseado, con tal de no seguir en una interminable conversación de si a mi me costó el doble o si esta tela es seda comprada a u mercader de Samarcanda. En una ocasión, un vendedor nos siguió por dos veces varias manzanas para volver a la tienda y seguir regateando. El resultado fue un mejor precio por una shisha que luce en nuestro salón.



El museo egipcio se encuentra el la zona de hoteles en la orilla del Nilo. La joya del museo es toda la parte dedicada a Tutankamon. Se pude encontrar desde la archiconocida mascara mortuoria hasta la ¡ropa interior! Es una pena que no nos dejasen grabar dentro. Otro sitio reseñable es la zona de las momias, en la que hay que pagar una entrada especial. Resulta indescriptible ver al mismísimo Ramses II tumbado en su sarcófago con cara de anciano (murió con mas de ochenta años) Conservando intacta su piel y su pelo. 



Esta es la orilla del Nilo vista desde nuestro hotel. Con el frescor de la noche la gente sale a pasear y debido a su carácter abierto, se dedica a saludarte allá donde vayas con un característico “Welcome to Egypt”.



He aquí el destino turístico mas codiciado de El Cairo, las pirámides de Giza. En esta imagen se puede ver la pirámide de Kefren junto a la esfinge. Kefren es el nombre griego del faraón por lo que seria más correcto llamarlo Jafra, su nombre egipcio. Hay diversas teorías sobre la identidad de la esfinge, pero la más aceptada es que se trata del faraón Jafra.



He aquí la pirámide de Keops (Jufu) o también conocida como la gran pirámide. Única de las siete maravillas del mundo antiguo que permanece en pie. Si queréis visitarla por dentro, cosa que os aconsejo, debéis madrugar bastante, porque solo las cien primeras personas que lleguen podrán entrar en su interior y son varios miles las personas que diariamente las visitan. Eso si, abstenerse claustrofóbicos. Los pasadizos de su interior en ocasiones tienen menos de un metro de altura por uno de ancho. Toda una aventura para llegar por fin a la sala del sarcófago que pone los pelos literalmente de punta.



Kefren (Jafra) es la única de las tres pirámides que conserva su revestimiento original en su parte más alta, revestimiento que fue arrancado de las pirámides para construcciones en El Cairo. A pesar de no tener el tamaño de Keops, su situación, un poco más alta que las demás, hace parecer la pirámide más alta de todas. Durante mi estancia no se podía visitar, pero según los planos su interior estaba a ras del suelo y no parecía tan magnifico como el interior de Keops.



Micerinos es la mas pequeña de las tres pirámides. La entrada es mas bastante mas barata que Keops y al menos en esta época no tenia tope de visitantes diarios. Lo angosto de sus pasadizos, el gran calor reinante y la aglomeración de gente en su interior me hizo salir con esta cara de su visita. Aun así repetiría la experiencia.



Desde la meseta de Giza, situada a algo menos de dos kilómetros de Keops, se pueden contemplar las tres pirámides en todo su esplendor. Parece mentira que estas magnificas estructuras lleven aquí cerca de 4.500 años. ¡Jesucristo se encuentra más próximo en el tiempo a nuestra era que a su fecha de construcción! Recomiendo a todo viajero que entre en Keops, que se siente frente al sarcófago y que por un momento reflexione en que lugar se encuentra.



Saqqara es la pirámide más antigua que se conoce y la estructura en piedra más antigua del mundo. Fue construida para el faraón Zoser por su sacerdote Imhotep. En un principio fue una mastaba gigante, antigua construcción funeraria con forma de ladrillo de grandes dimensiones. Pero Imhotep fue construyendo una mastaba sobre otra, cada vez de menor tamaño para formar lo que hoy conocemos como pirámide escalonada. Se calcula que su altura final fue de unos 60 metros.



Desde la necrópolis de Saqqara se puede divisar las pirámides de Dashur, mandadas construir por el emperador Snefru. La primera de ellas no podía soportar el ángulo de sus caras y fue corregido durante la construcción resultando una pirámide un tanto peculiar. La segunda, llamada pirámide roja, es la primera pirámide perfecta que se conoce. 



Nuestra visita a esta zona terminó con un obligado paso por Memphis, capital del imperio antiguo y del bajo Egipto, de la que hoy solo quedan algunas estatuas. Mención especial merece este coloso de Ramses II, que destruidos los pies, se encuentra en esta posición dentro de una nave adecuada para ello.



De vuelta a El Cairo uno no se debe perder el barrio copto. Se trata de la zona cristiana ortodoxa de la ciudad. En la foto la iglesia colgante. Aquí se encuentra también una cripta en el lugar en que se supone que la sagrada familia realizo el éxodo a Egipto. Por supuesto tampoco se podía grabar.



Otra visita obligada es a las mezquitas. La más importante, la mezquita de alabastro, se encuentra en el interior de las murallas de la ciudadela de Saladino, las cuales aun se conservan en buen estado.



La Mezquita de Alabastro. Me pareció impactante ya que todavía no conocía Estambul y la verdad es que en su interior se respira una paz indescriptible. Por supuesto las mujeres y los hombres rezan en lugares separados pero siempre los hombres delante. La excusa es que no está bien visto observar a una mujer agachada desde atrás. Desgraciadamente este tipo de discriminaciones es habitual en casi todas las religiones. Cuanto tenemos que aprender.



Desde lo alto de la ciudadela se puede observar las mezquitas del Sultán Hassan y Rifai que posteriormente visitaríamos, con el caos urbanístico de EL Cairo como telón de fondo.



Para aprovechar nuestro último día en El Cairo quisimos salirnos de las rutas más turísticas y explorarlo a fondo. Resulta extraño que por estas zonas nadie te persiga para venderte algo. Aunque evidentemente no pasábamos desapercibidos.



El Cairo es la única ciudad de África que posee servicio de metro, aunque gran parte se desarrolle por el exterior. Debido a esto y al potente sol reinante los vagones poseen persianas de madera.



Una mezquita que no se encuentra en los circuitos más habituales es la de Ibn Tulun. Se trata de la mezquita mas antigua de la ciudad y es tiene un característico minarete cuadrado.



En nuestra última noche en Egipto pudimos encontrarnos con una boda en nuestro hotel. La verdad, no me pareció muy distintas a las bodas cristianas al menos en la vestimenta.