Praga 2007




Nuestro viaje a Praga fue en pleno mes de noviembre y bajo unas temperaturas bastante frías. Nos llovió durante gran parte del viaje pero no resulto demasiado molesto ya que no fue una lluvia torrencial. La historia de Checoslovaquia es, para mi gusto, una de las más interesantes del siglo XX. Invadida por las tropas nazis, sufriendo los horrores del holocausto, integrada en el bloque soviético, pero levantada en rebeldía en la llamada revolución de terciopelo, que fue finalmente sofocada durante la primavera de Praga. Poco quedaba ya del régimen comunista implantado en Checoslovaquia en la segunda mitad del siglo XX; aunque nuestro hotel era puramente soviético en un piso de la estación de tren Masarykovo nádrazí, a un paso de la céntrica Námestí Republiky. Nos costó bastante entrar ya que el recepcionista estaba dormido en su cuchitril de la cuarta planta.



La verdad es que Praga es una ciudad muy fácil de recorrer a pie. La gran cantidad de calles peatonales y la ausencia generalizada de coches en las que no lo son, convierte a la ciudad en un sitio muy placentero para pasear. Todo el centro de Praga se compone de casa bajas sobre las que solo destacan las cúpulas de los cientos de iglesias situadas en su casco antiguo. Sobre todo esto destaca el castillo situado sobre una colina al otro lado del río Moldava.



La plaza de Staromestské námestí es el centro neurálgico de Praga. Allí podemos encontrar la catedral de Tyn. Resulta bastante peculiar que el pórtico de la catedral se encuentre detrás de unas casas y que para entrar a verla sea necesario recorrer un pasadizo por debajo de estas.



Frente a la catedral de Tyn se encuentra el ayuntamiento. Es un edificio gótico que posee un famoso reloj astronómico. También se puede subir a lo alto y presenciar unas bonitas vistas de la ciudad.



La iglesia de San Nicolás se encuentra en el otro extremo de Staromestské námestí y completa la maravilla arquitectónica que supone esta plaza. Una vez dentro sorprende lo pequeña que resulta comparada con el tamaño de su fachada. Me atrevería a decir que tiene más de alta que de fondo.



El río Moldava divide la ciudad de Praga en dos partes. Se trata de un afluente del Elba más caudaloso aún que este. Si ya de por sí Praga es bastante fría en invierno, en las orillas del río la temperatura baja aun mas. Al fondo se puede ver el castillo, una fortaleza medieval que alberga la catedral de San Vito en su interior. Por debajo de este el barrio de Malá Strana y el puente de Karlos.



El puente de Karlos es paso obligado desde los dos barrios más ilustres de Praga, Malá Estrana y Staré Mêsto. Es una construcción del siglo XIV posteriormente adornada con una serie de estatuas. A lo largo del día se encuentra repleto de puestecillos preparados para que los turistas den cuenta de ellos.



Después de subir por las empinadas cuestas de Malá Strana podemos llegar hasta la catedral de San Vito. Es una grandiosa catedral, en la que se encuentran enterrados gran parte de los reyes de Bohemia, que junto a Moravia forman actualmente la Republica Checa.



El barrio de Malá Strana se encuentra situado a la orilla del Moldava y por debajo del castillo. Por el circulan numerosos tranvías y me recordó ligeramente al barrio de Alfama en Lisboa pero mucho mas elegante.



Aquí podemos ver una demostración del frió que hacia En estos momentos no hay nada como meterse en una de las típicas tabernas Checas a entrar en calor y de paso degustar una rica cerveza. No obstante, la cerveza es uno de los productos que mas fama le han dado a esta tierra y resulta tremendamente barata ¡Más aun que el agua!



Este edificio surrealista recibe varios nombres. Parece ser que el oficial es "Fred and Ginger" pero es mas conocido como "Dancing House"; la casa que baila, o también, pero menos conocido "Drunk House" la casa borracha.



Esta imagen que parece sacada de pleno siglo XIX, pertenece al barrio de Josefov, el barrio judío. Aquí podemos ver la "Staronová synagoga", literalmente Sinagoga Viejanueva. Posiblemente su monumento mas importante. Cuenta la leyenda que por estas calles deambulo el Golem, una criatura monstruosa encargada de defender a los judíos y que se dice que reposa sin vida en un en este edificio para ser revivido si fuera necesario.



Esta parte de Josefov pertenece al Gueto establecido por los nazis tras la invasión de Checoslovaquia durante la segunda guerra mundial. Se calcula que las tres cuartas partes de los judíos aquí residentes fueron exterminados.



El cementerio judío. Es el cementerio más peculiar que he visto. Parece ser que ante la falta de espacio para agrandarlo y el hecho de que los judíos no pueden desenterrar sus cuerpos, las lapidas se superponen unas sobre otras totalmente agolpadas. Se calcula que están enterradas allí unas 100.000 personas.



Posiblemente sea Franz Kafka el personaje mas ilustre del barrio de Josefov. Aquí nos encontramos ante uno de los muchos cafés de la zona que suponen un paraíso para las tertulias, en concreto con el café que lleva su nombre; El café Franz Kafka.



Sin saber muy bien como nos encontramos ante una manifestación neonazi que pretendía llegar al barrio judío. A este lado del río les estaban esperando facciones antifascistas y decenas de policías antidisturbios. Era el momento de abandonar Josefov. Nos retiramos a la zona de Staromestské námestí para ver las noticias por la televisión y pudimos presenciar estupefactos, por los canales locales y subtitulado en Checo, el famoso "Porque no te callas".



Ya caída la noche, comprobamos que todavía estaba abierta la subida a la torre del ayuntamiento. Pensamos que habría una bonita vista de la ciudad, toda iluminada. La subida a la torre se puede hacer en ascensor o a través de una rampa. Dicha rampa era de una anchura considerable para que se pudiera subir ¡A caballo! La verdad es que sobran las palabras.



La verdad es que la vista hacia Malá Strana es, si cabe, aun más impresionante.



La noche en Praga es de lo más bulliciosa. A la gran cantidad de tabernas de madera que alberga hay que sumarle las terracitas de Staromestské námestí, que sigo sin poder entender como pueden estar llenas con tanto frió, y los grupos de música clásica que tocan sus piezas de esquina en esquina. Tiene que ser maravilloso pasar unas navidades nevadas en esta ciudad. Si no fuera por el tremendo frió.